domingo, 1 de julio de 2012

17. Desarme desde atrás (1)


DESARME DESDE ATRÁS (1)
Por José Vicente Lumbreras Martín, Director Técnico de D.C.I.
Fecha de edición: 12NOV09

INTRODUCCIÓN

Las respuestas ante amenazas con armas blancas y de fuego requieren ajustarse a unas tácticas, técnicas y procedimientos específicos, de modo que atiendan a la seguridad, tanto propia como, en el caso de armas de fuego, de otras personas que puedan estar expuestas al fuego del adversario.

Cuando la amenaza se realiza en situaciones realistas, las armas de fuego no se muestran cerca de nuestro cuerpo, al contrario, el adversario que actúa con una técnica eficaz protegerá el arma de posibles reacciones propias. Por ello, los procedimientos basados en capturar un arma que se encuentre amenazándonos a muy corta distancia es una posibilidad pero, desde luego, ni la única, ni la más peligrosa.


TÁCTICAS, TÉCNICAS Y PROCEDIMIENTOS

El objetivo de este artículo es desarrollar un modelo de procedimiento de desarme de un adversario que se encuentra en el suelo y al que accedemos desde atrás, es decir, desde la zona de sus pies.


Como idea inicial, la caída del adversario puede haberse propiciado de muchos modos, como por ejemplo mediante una proyección hacia delante por bloqueo de los tobillos y empuje sobre las caderas (imagen 1). En este caso, el adversario, que porta el arma en su mano izquierda, se encuentra desequilibrado y, durante la caída, no está en condiciones de poder utilizar el arma con eficacia. Para llegar a esta situación es necesario conseguir una neutralización rápida y eficaz que puede analizarse con detalle en la acción de combate nº 52 de la Kata de Combate de D.C.I.

Nada más conseguir el desequilibrio completo del adversario, se entra muy rápidamente a realizar un control temporal de piernas, flexionando la rodilla izquierda del adversario y cargando peso sobre su muslo derecho y su pie izquierdo, como puede observarse en las imágenes 2 y 3. Puede verse el detalle de la posición del pie izquierdo del adversario rodeado de un círculo, lo que permite un control no lesivo, evitando una luxación no deseada, y permitiendo mayor movilidad hacia delante para capturar la mano armada, como elemento más peligroso al que hay que atender de inmediato. Este control de las piernas no es de gran eficacia, pero se valora la rapidez, para permitir lanzarse a por el arma, por encima de la calidad del control.

Una vez capturada la mano armada, debe tirarse de la muñeca hacia atrás, manteniendo el arma apuntando sensiblemente hacia el frente, lo que obliga al adversario a hiperflexionar la muñeca y, como consecuencia de ello, la extensión máxima de los músculos extensores de los dedos. Esto hace que sea imposible disparar ni mantener un agarre fuerte de la pistola, por lo que se consigue el desarme sin necesidad de forcejeo (imágenes 4 y 5). Una vez controlada el arma es fundamental comprobar si tiene cartucho en la recámara y la posición del seguro, para poder hacer uso de ella en caso necesario y saber las posibilidades y riesgos que ofrece el arma en nuestras manos. La separación puede realizarse, por ejemplo, mediante presión sobre el pie izquierdo hasta conseguir la distancia de seguridad adecuada, tal y como puede verse en la imagen 6.

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