PROYECCIÓN "A LAS SEIS”
Por José Vicente Lumbreras Martín, Director Técnico
Fecha
de edición: 01SEP09
LA AMENAZA
El
adversario está empujando. Esta acción también puede prepararse mediante una
finta, por ejemplo a través de un empujón.
ACCIONES PREPARATORIAS Y DESEQUILIBRIO
La
reacción natural ante un empujón es oponerse, para mantener el equilibrio
(imagen 1). No obstante, en el momento en que se pueda reaccionar, debe crearse
un vacío (imagen 2), que hace que el adversario quede desequilibrado hacia
delante. Esta acción (desequilibrio) debe ser prácticamente simultánea con la
siguiente acción (entrada) para que sea eficaz (imagen 3). El objetivo de las
acciones preparatorias es facilitar el camino para poder aplicar la técnica con
eficacia a través de un desequilibrio adecuado.
ENTRADA
Como
ya se ha comentado antes, debe haber una continuidad entre el desequilibrio del
adversario y la entrada, de modo que muchas veces se asume que el desequilibrio
se producirá, ya sea por anticipación a las acciones del adversario o debido a
una reacción de éste que hayamos provocado.
Como
consecuencia de todo ello, la entrada consiste en adoptar una posición desde la
que se podrán aprovechar las energías generadas por ambos contendientes, de
modo que permitan dirigir el movimiento en la trayectoria de la proyección,
como se puede ver en la flecha roja del esquema.
PROYECCIÓN
La
proyección consiste en conducir al adversario al suelo del modo deseado, de
forma que podremos dirigir su caída y decidir los efectos a producir sobre él. En el esquema se observa la estructura de definición horaria de D.C.I. que se asigna al adversario
para describir el direccionamiento de los movimientos y las aplicaciones de
energía. De este esquema se puede deducir fácilmente la denominación de
“proyección a las 6”. En este caso, la trayectoria deseada viene marcada por la
flecha roja, es decir, que deberemos iniciarla “hacia las 7” (imagen 3) para,
una vez asegurado el desequilibrio, redireccionarlo “hacia las 4” (imagen 5).
Para
conseguir esto, es necesario que la tracción de los brazos del combatiente
sobre el adversario consigan un “efecto de volante” que permita que el
adversario cargue el peso sobre la parte delantera y exterior del pie derecho.
En este caso (imagen 3), la mano derecha del combatiente está elevando el brazo
del adversario, a la vez que el brazo izquierdo está traccionando “hacia las 7”
y en horizontal, de modo que el pie izquierdo del adversario queda apoyado
prácticamente de puntillas (imagen 4).
Tras
el desequilibrio pronunciado del adversario, se aplica un movimiento “de
remolino” o rotación (imagen 5), en el que se combina el giro “hacia las 4” con
el cambio de trayectoria hacia abajo, lo que unido a la bajada del cuerpo del
combatiente, produce un vacío delante del adversario con el obstáculo del
cuerpo del combatiente junto a sus rodillas, consiguiendo que, sin esfuerzo, se
produzca la proyección (imagen 5).
CONTINUACIÓN
El
adversario experimentado debe estar en condiciones de mitigar los efectos de la
proyección. El mejor sistema, una vez en la trayectoria de caída, consiste en
la caída “frontal rodando con apoyo de pies”, tal y como se puede
observar en la imagen 6, lo cual permite una rápida reacción
defensiva/contraofensiva. En el caso del combatiente, debe buscar la
neutralización del adversario (dolor, cegamiento o control), de modo que pueda
pasar a la siguiente fase que, de acuerdo al marco legal de actuación en cada
caso, puede ser:
- Separación.
- Neutralización de las acciones del adversario.
- Destrucción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario